domingo, 10 de octubre de 2010

talento perdido

eran las siete de la mañana de un día cualquiera, corría el mes de octubre, esos días fríos hacían mas difícil el salir de la cama, sonaba la alarma y a regañadientes se levantó, cogió la toalla y se metió en la ducha fue una ducha rápida el tiempo apremiaba, se hacia tarde, luego de vestirse salio rumbo al mismo trabajo que ejercía desde hace 5 años

distraído y sumergido en sus pensamientos como siempre nunca notaba quien se subía o bajaba del autobús, pensamientos aleatorios, tareas del trabajo y de vez en cuando la ultima chica que ilusionó su corazón

llegó al trabajo a la hora usual, todavía no había llegado nadie, se hizo un café y fue por el desayuno, el trabajo puede esperar un par de minutos mas -pensó- entre llamadas, papeleo y una que otra visita la mañana transcurrió como casi siempre, sus compañeros de trabajo lo notaron un tanto diferente, su mirada siempre fue distraída pero esa mañana parecía un poco opaca, ha de ser por el desvelo, pensaron, el hijo de puta nunca duerme mucho -dijeron entre ellos-

se hizo la hora del almuerzo, el tiempo pasa volando, se levantó y se fue al comedor de siempre, algunos de sus compañeros siguieron en lo suyo, al rato regresó con un dulce de menta en la boca, se acercó al grupo, todavía no era hora de reanudar labores, entre una que otra broma y comentarios los minutos transcurrieron, el casanova del grupo, como siempre, con la anécdota de su ultima conquista a todos entretuvo, pasó mas tiempo, nadie quería volver a trabajar, pero había que

la tarde fue mas tranquila, poco trabajo y faltando una hora para la hora de salida, no había mas que hacer, volteó a su celular, lo cogió y sintió el impulso de llamarla, mejor no -se dijo a si mismo- ella ya tenia a alguien mas, ella no le iba a corresponder de la misma manera en que el la veía, se distrajo por el tiempo restante y la hora de salida llegó, tomó sus cosas y se marchó, nos vemos -fueron sus palabras al salir-

eran cuatro calles las que tenia que caminar para llegar a la estacion de autobuses, había caminado dos, siguió y de repente escuchó un sonido extraño, eran las llantas de un auto rechinando contra el asfalto, volvió a ver, si, era un auto intentando detenerse de manera abrupta, no lo logró, el lo miro fijamente y solo sonrió, pobre diablo -pensó un tipo que estaba al otro lado de la calle-

dicen que en el segundo previo a la muerte pasa toda tu vida por tus ojos, no es así, ese segundo se vuelve una eternidad

recordó su infancia, aquellos días del kinder cuando les robaba el refrigerio a sus compañeros, las canicas, los trompos y una que otra ondilla con la que bajaba mangos, del viejo árbol de su patio, se vio crecer una vez mas, recordó a la vecina, si, aquella chica de ojos claros que siempre le gustó pero a la que nunca le dijo nada, también pasó por su mente aquella novia que le enseñó tanto, como besar, incluso como hacer el amor, las escapadas a media noche para escurrirse entre los árboles del patio de la casa de esa misma novia donde se entregaban mutuamente.
sus demás amores, no fueron muchos, uno mas intenso que otro y siempre aprendiendo un poquito mas y algo nuevo de cada uno de ellos.

los días de la universidad, poco parecidos a la escuela, al bachillerato, como todo aquello cambiaba la inocencia se perdía y todo era diferente, ahí se convertía en un adulto, las noches de desvelo y estudio, los días de joda con los amigos y una que otra borrachera, de la resaca para que acordarse, no valía la pena, los viajes que hicieron, esas montañas que tanto le enamoraron y a las que les prometió regresar con una chica, nunca lo hizo, de su generación pocos había quedado, la mayoría había decidido emigrar al extranjero.

su primer trabajo, era mas distracción que trabajo y el primer día del trabajo actual, como se perdió en las calles de la ciudad nueva, le ganaron los nervios y preocupado llegó corriendo para al final darse cuenta que entraban una hora mas tarde de la que había llegado

las veces que se equivocó y las veces que acertó
todos y cada uno de sus amigos pasaron por su mente, no eran muchos, hubiera sido bueno despedirse no hubo tiempo, ella llega cuando menos se espera, como un ladrón en la noche, nunca se sabe el día ni la hora

con un suspiro, la tranquilidad invadió su cuerpo, el ultimo aliento le fue arrancado, se despidió con una sonrisa, no hubo una luz al final del túnel, ni cielo, ni infierno, al final simplemente se apagó la luz
fue mi amigo, talento perdido, se marchó sin decir adiós

1 comentario:

  1. wow....
    me encanta como escribis
    todo la realidad la dejas plasmada aki...

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